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Ni harina ni pan rallado: el truco secreto para que las alitas queden crujientes en la freidora de aire

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Alitas de pollo en freidora de aire. Foto: ilustración propia.

Todo aquel que tenga una freidora de aire sabe en el fondo que este electrodoméstico se ganó merecidamente su corazón. Parecido a un horno, pero con resultados en menos tiempo y con menor gasto energético. Todo lo que necesites, puede concretarlo: unas croquetas perfectas o que las alitas queden crujientes. ¿Y lo mejor de todo? Apenas se necesita aceite.

En el caso de las alitas de pollo, lo que la mayoría pretende es que se mantenga su jugosidad interior y mientras tanto, que su capa externa quede muy crujiente. Esto es posible si se sigue el proceso adecuado. Olvídate para siempre de que queden crudas por dentro o resecas en el exterior.

¿Cuál es la técnica para que las alitas queden crujientes en la freidora de aire?

Una de las claves más importantes al cocinar alitas en una freidora de aire es prescindir de capas de empanado que puedan absorber humedad. Para que las alitas queden crujientes, lo fundamental es controlar bien la temperatura y el orden de cocción.

Pasos a seguir:

  • 500 g de alitas de pollo.
  • Sal gruesa.
  • Pimienta negra molida.
  • Ajo en polvo.
  • Tomillo seco.
  • Orégano seco.
  • Pimentón dulce o picante.
  • Preparación básica:

    1. Colocar las alitas en un bol y mezclarlas con las especias. Es preferible que la piel esté bien cubierta.
    2. Distribuirlas en la freidora sin que se monten entre sí.
    3. Cocinar en tres fases: 180 °C por 15 minutos, girar y repetir por 10 minutos más, y acabar con 5 minutos a 200 °C.
    4. Servir inmediatamente tras sacarlas del aparato.

    ¿Por qué la freidora de aire es distinta al horno para preparar alitas de pollo?

    El horno convencional puede usarse para preparar alitas con resultados similares, aunque con diferencias en el tiempo. En este caso, se hornean a baja temperatura (130 °C) durante una hora, para después elevar a 200 °C hasta que queden doradas.

    El proceso puede tardar el doble que en una airfryer, pero sigue el mismo principio: cocción lenta seguida de un golpe de calor.

    La ventaja del pequeño electrodoméstico es su eficiencia térmica. No necesita precalentamiento prolongado y el espacio reducido acelera el proceso. Eso permite que las alitas queden crujientes sin complicaciones.

    ¿Con qué puedo acompañar mis alitas de pollo?

    No es necesario añadir salsas o aderezos, pero pueden emplearse como acompañamiento según preferencias. Algunas combinaciones posibles:

    • Salsa búfalo: picante, con base de mantequilla y salsa picante.
    • Salsa barbacoa: con toque dulce, mezcla de kétchup, miel y especias.
    • Salsa teriyaki: estilo japonés, con salsa de soja y azúcar.
    • Salsa de ajo y parmesano: cremosa, a base de mantequilla y queso rallado.
    • Salsa ranchera: a partir de nata, mayonesa y hierbas frescas.

    Cada una de estas opciones aporta un matiz diferente a las alitas sin alterar el método que hace que las alitas queden crujientes. Para aprovechar al máximo la grasa natural que desprenden durante la cocción, es posible añadir patatas precocidas y troceadas al final del proceso. Así se optimiza el uso del aparato y se obtiene una guarnición práctica.

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